Segundo disco de La Patrulla recien salidito de los hornos plateneses. En el primer disco supieron darle masa al reverb para construir las canciones en base a repeticiones de instrumentos que te hacia sentir como sofocado por el calor en medio de un viaje de pepa interminable. La Patrulla siempre me dio esa sensación: Calor. Gente en cuero tomando cerveza que se calienta rápido en un bar cerrado lleno de humo que tiene un patio que también esta lleno de humo y afuera del bar hay un desierto lleno de motos abandonadas y desarmaderos.
En este disco dejaron un poco de lado el viaje y la psicodelia y lo hicieron mas rockero pero con la misma formula que nunca deja de lado del todo lo espacial.
Rock de alto octanaje. El Carpo estaría orgulloso.
La Patrulla toca hoy Miercoles 7 en el Motoclub.
Zorak y las distancias eternas.
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